01 octubre 2008

Capítulo XXVI: Último kilómetro

Este día de viaje iba a ser uno de los más especiales de la Travesía. No sólo las relaciones con Carlos andaban excelentes, ni que la cantidad de kilómetros a pedalear eran pocos, ni por la cantidad de ciudades que visitaríamos, sino que más bien este sería el último día de la Travesía. Así es, tal como lo planeamos en Santiago, durante las horas de la tarde estaríamos ingresando a la ciudad de Puerto Montt, última escala antes de regresar a casa.

Carlos lavó ropa temprano por la mañana, preparando su mejor tenida para el reencuentro o mejor dicho su reconciliación con su esposa. Yo desarmé el campamento, doblando bien la carpa y el saco de dormir, con la convicción de que no los volvería a desempacar en mucho tiempo.

Con ese ánimo rondando nuestras cabezas, abandonamos Frutillar. El pedaleo fue calmo, constante y con un gran recogimiento por parte nuestra. Pasaron lentamente las horas del día y las ciudades bajo nuestras ruedas. Llanquihue y Puerto Varas fueron parte de los pueblos visitados. En Puerto Varas quisimos entrar al casino, pero nuestras calzas, tricota, sudor y los calzoncillos colgando de la bicicleta de Carlos esperando ser secados, fueron el motivo de rechazo de un séquito de guardias vestidos de terno y comunicados por walkie talkie que nos corretearon por toda la ciudad.

De Puerto Varas, sólo nos restaban menos de veinte kilómetros. Veinte kilómetros de pedaleo, pero también de recuerdos, experiencias, anécdotas, conflictos y todo lo que un viaje y convivencia de casi un mes puede acarrear. Entrar a la ciudad de Puerto Montt fue de lo más trágico. Sentí que moría, ya que al descender hacia la costanera se me pasaron por la mente los mil y tantos kilómetros andados, sentí que recorría el último tramo de esta Travesía como todos alguna vez recorreremos la Avenida La Paz con nuestro mejor traje de madera.

Estaba triste, pero también alegre y orgulloso de haber alcanzado la meta planteada. No quería regresar a Santiago, el sur de Chile es hermoso y dan ganas de seguir en un pedaleo eterno.

No sabía que pasaba por la mente de Carlos, pero también le daba curso a los pedales con una nostalgia plasmada en el rostro. Fueron muchas cosas vividas y muchas otras vendrán por vivir. Estoy seguro que las que estábamos por vivir eran las que más preocupaban a Carlos. Aún no lograba una reconciliación con su enamorada, lo que al llegar a Santiago lo dejaría a la deriva. Además, sus deudas conmigo habían terminado por hipotecar su vehículo y equipaje quedando en el más absoluto desamparo. La verdad es que por donde se le mirase nuestros ánimos no estaban para celebraciones. Queríamos más, más pedaleo, más aventuras y más paisajes.

Paramos en la plaza de la ciudad, nos miramos y sabíamos perfectamente que compartíamos nuestras ideas… Sólo un silencio largo y profundo nos unía. Pasó un rato y decidí tomar la palabra para proponer continuar el viaje. Como buena banda de rock decidimos seguir con el espectáculo. Puerto Montt sería nuestro falso final y el bis de este concierto sería la ciudad de Castro, en el centro de la Isla de Chiloé.

Nada estaba concluído y al menos por un par de días seguiríamos armando campamento, seguiríamos pedaleando, seguiríamos conociendo ciudades, personas y culturas. Aún no estaba pedaleado el último kilómetro.

2 comentarios:

Vicho dijo...

Wooooo!!! alucinooo!!!

He estado todo el día leyendo tu blog, desde q lo encontré por casualidad tipín medio día, y en vdd quedé demasiado alucinao. Debe ser xq tú sí fuiste capaz d cumplir uno d los tantos sueños q yo quiero realizar "algún día". Además xq la bitácora entera está muy bien escrita, en serio lo digo, y me llama la atención el cuidado q tuviste en ser comprensible pa cualquier persona, x muy lejos q viva d Chile.

Pero no pienses q soy un busca talentos q está a punto d contratarte pa publicar un libro XD Soy un estudiante más d esta ciudad aficionado a andar en cleta, aunque menos aficionado d lo q me gustaría :/

Pero a pesar d q hay una clara diferencia entre lo q has logrado tú sobre tu bici y lo poco q ando yo en la mía, no puedo dejar d sentirme identificado x lo menos con las ganas q hai puesto en andar sobre tu cleta.

En vdd tengo muchas preguntas, quedé muy ansioso x saber más sobre cómo, durante cuánto, dónde y x q tomaste la decisión d irte nada menos q a Pto Montt en bici!!!

Claramente no puedo esperar al 15 d Octubre!!!

PD: me da un poco d vergüenza escribir tan informalmente, con faltas d ortografía y abreviaciones, pero toy acostumbrao, disculpame :P

PD": ay, no sé si ya se envió mi comentario, no cacho mucho d esto :S en fin, lo mando d nuevo x si acaso.

Felipín Bombín dijo...

Hola Vicho!!

Muchas gracias por tus comentarios. Como ésta, hay muchas otras aventuras dignas de relatar, lástima que el tiempo no alcanza, ya que al igual que tú, también soy estudiante.

La Bitácora de un Travesía ya se acerca a su fin, sin embargo espero pronto comenzar una nueva historia.

Suerte y gracias por la visita!!

 
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