15 marzo 2007

Camello

No recuerdo a quien le escuché mencionar aquella célebre frase de que lo barato cuesta caro. Hasta el momento no puedo aprobar esa frase un cien por ciento, pero de que lo barato trae complicaciones, las trae. En el Santiago de cada día es casi imposible salir a ostentar lujos, ya que buitres hay en todos lados. A raíz de ello decidí salvaguardar a la “Bleu” por lo que compré un nuevo vehículo cicletudo. Este hermoso vehículo bautizado como “Camello”, resultó de la idea de abaratar costos y tener un modelo de paseo. “Camello” es azul, tiene frenos de varilla y ruedas aro 28. A medida que recorro las calles arriba de “Camello”, noto como los baratos pernos y tuercas comienzan a aflojar. Lo más a menudo que se suelta en “Camello” es el tapabarro metálico y nada menos que las chavetas. Lo cierto es que lo del tapabarro es algo molesto, ya que en las asfaltadas calles Santiaguinas, éste salta produciendo una sonajera tal, que muchos me han preguntado si soy repartidor de gas o helado. “Camello” se las trae, a veces me deja en ridículo cuando se convierte en “Súper Water”. Pero es así, me cuesta acostumbrarme, y al final igual lo quiero. Ah! Y para que hablar de las chavetas... si al final pedaleo con una sola pierna, ya que la biela izquierda pasa en banda. Lo más emocionante es querer pararse arriba de los pedales. Cuando lo hago las bielas terminan a la misma altura, de tal forma que para poder avanzar prácticamente hay que remar. “Camello” descriteriado, cuando quiero cambiarle las chavetas las aprieta de tal forma que se transforma en una osadía sacárselas; pero a la primera cuadra de viaje se suelta sosteniendo la biela de un puro hilo. Yo no sé si me palanquea o qué, “Camello” me desconcierta. Cuando “Camello” se aburre, se frena y con lo sensible que son los frenos de varilla a la regulación, “Camello” logra su objetivo: me sulfura. Igual lo quiero, pese a que en un comienzo soltaba el sillín haciéndome pedalear con las rodillas a la altura de las amígdalas y la punta del sillín en el... “Camello”... el otro día me ofrecieron 100 lukas por él, pero no lo quise vender. “Camello” es travieso, tan sólo eso... lo quiero... pese a que tiene juego en la dirección, el motor y el eje trasero... mejor ni les cuento lo centradas que están las ruedas... y las salidas de cadena que me hicieron llegar a importantes clases y exámenes con las manos negras como carbón. Sin embargo a “Camello” no lo cambio... total son sólo anécdotas ¡supongo!

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